BÖLÜM 13
Después de que Arslantaş hiere de gravedad a Nizamülmülk con una daga, los Batini rodean a Sencer, Tapar y el resto de soldados selyúcidas. Comienzan a luchar, y en medio de la pelea, Arslantaş se escapa. Tapar quiere ir detrás de él para capturarlo y castigarlo por traidor.
Sencer intenta convencerle de que los batini le dieron algo a Arslantaş para controlar su mente, y por eso actuó así, pero que nunca mataría a Hace. Tapar ordena a Sencer que lleve al visir al curandero, y que no se meta en sus asuntos.
Sencer manda a unos soldados que lleven a Nizamülmülk al palacio, mientras él y sus amigos deciden buscar a Arslantaş antes de que lo encuentre Tapar y lo mate.
Los soldados llegan con Nizamülmülk al palacio. Le informan al sultán lo que pasó. Melikşah se enfurece con Arslantaş. Piensa que uno de sus soldados de confianza les ha vendido a los batini. Primero disparó a Sencer y ahora hirió al visir. Decide que será ejecutado por traición y nadie podrá salvarlo.
Sencer y los compañeros encuentran a Arslantaş en el bosque. Como no atiende a razones e intenta pelear con ellos, Sencer le da un puñetazo y lo deja inconsciente. Les dice a los amigos que se lo lleven mientras él sale al encuentro de Tapar y los soldados para entretenerlos.
Sencer le dice a Tapar que no busque más a Arslantaş, que él lo tiene pero no se lo va a entregar. No es un traidor. Los batini han usado la debilidad que siente por su familia para envenenarle la mente. Tapar lo acusa de desobedecer sus órdenes y comienzan a pelear. En medio de la pelea Tapar le dice a Sencer que no merece la confianza del sultán. Pero Sencer quiere salvar a su amigo y tener información de cómo encontrar al jefe Dai. Al final Sencer se marcha a caballo y le dice que nunca le entregará a Arslantaş.
Tapar regresa al palacio y dice que Sencer secuestró a Arslantaş. Melikşah se enoja mucho y dice que Sencer será considerado un traidor si no entrega a Arslantaş. Al ver los golpes en la cara de Tapar le pregunta si se peleó con Sencer, pero Tapar le dice que no, que ocurrió durante la lucha.
Hasan Sabbah informa al sultán de las explosiones en Şelemzar, sobre todo porque se ha visto afectado el lugar donde se almacenaba el acero para las armas. Ilteber está preocupado por la reacción del sultán y porque, ahora que hay problemas, todos los acreedores querrán cobrar sus deudas, especialmente el mercader Faysal de Bagdad.
Melikşah se enoja con Ilteber por las explosiones y dice que ya no es Emir. Ilteber tiene que compensar el daño a la gente y al estado. Si no puede pagar la reconstrucción de la ciudad, nunca volverá a ser emir y perderá su cabeza.
Manda a Tapar a que investigue la explosión en Şelemzar. Interroga a un prisionero cristiano y descubren que los explosivos los colocaron los hombres de Andreas. El sultán envía un ultimátum a Konstantiniyye. Le pide al emperador bizantino que castigue a Andreas con la muerte para que la paz entre ellos pueda continuar, o si no él mismo irá a la guerra y acabará con Andreas.
Los batini avisan a Andreas del ultimátum de Melikşah. Andreas cree que la única solución es matar al sultán y envía un mensaje a sus espías en Isfahan para que le avisen si el sultán deja el palacio.
Los soldados entregan el mensaje del sultán, pero Sencer no cambia su decisión. Le manda decir al sultán que no se rendirá hasta que salve a Arslantaş y encuentre al jefe Dai. Después el sultán puede castigarle como quiera.
Como hay soldados buscándolos por todas partes, solo hay un sitio al que puedan ir, el albergue de Yusuf Hemedani. Le pide que proteja a Arslantaş y le ayude a despejar la mente para encontrar la verdad.
Arslantaş participa en una ceremonia con Hemedani. Comienza a recordar su infancia y a Nizamülmülk. También recuerda que fueron los batini los que mataron a su padre y se llevaron a su madre y a su hermano. Se arrepiente de lo que hizo y lamenta mucho haber herido al visir. Comienza a llorar y le pregunta a Hemedani cómo puede compensar lo que ha hecho. Hamadani le dice que Allah es el que más perdona los errores.
En el palacio, los cirujanos intentan salvar la vida del visir. Elçin y Gevher no confían en ellos, porque piensan que trabajan para Terken. Deciden volver a pedirle ayuda a Turna para curar a Nizamülmülk. Mientras no esté recuperado, no pueden contarle sus sospechas sobre el veneno en las lámparas de Seferiyye Hatun.
Por otro lado, Terken habla con Melikşah para intentar que nombre como visir a Tacülmülk. Sin embargo, el sultán está pensando en llamar a su hijo mayor Berkyaruk para que esté a su lado. Esto no le gusta a Terken, ya que Berkyaruk es el más fuerte para ser nombrado sucesor del sultán.
Terken y Tacülmülk planean aprovechar lo que está pasando con Arslantaş para terminar con los soldados privados del visir. Quieren sustituirlos y cambiarlos por hombres de su confianza, para poder controlar el estado, antes de que Nizamülmülk se recupere y Berkyaruk llegue al palacio. Terken sigue insistiendo para que el sultán elija a un nuevo visir. Cuando está a punto de convocar al Diván para elegirlo, Turna le dice que Nizamülmülk está recuperando la consciencia y ya está fuera de peligro.
Melikşah visita a Nizamülmülk y habla con él. Le dice que se siente traicionado por aquellos a los que consideraba sus hijos. Sencer se ha vuelto un rebelde y no obedece sus órdenes.
Kamaç le informa que Sencer devolvió la carta que le envió. No se rendirá hasta que ayude a recuperarse a Arslantaş y encontrar al jefe Dai. El sultán envía a los soldados para que encuentren a Sencer y lo arresten.
Esa noche Sencer manda un mensaje para reunirse en secreto con Turna. Le pregunta por la salud del visir y ella le dice que está recuperándose y que el sultán está muy enfadado con él.
Mientras tanto en palacio, Terken revisa las lámparas de la habitación de Seferiyye Hatun y se da cuenta de que falta parte del veneno. Empieza a sospechar que Elçin y Turna saben la verdad. Para evitar que le cuenten algo al visir, deciden envenenarlo y que quede paralizado.
El mercader Faysal llega esa noche a Isfahan, y visita a Hasan Sabbah, que lo crió como si fuera su hijo. Le dice que visite a Ilteber y le presione con las deudas para que le ceda los terrenos donde estuvo el barrio batini.
Al día siguiente Sencer y sus compañeros visitan a Arslantaş. Le preguntan por el lugar donde los batini le retuvieron, para poder rescatar a su madre y capturar al jefe Dai. Arslantaş quiere ir con ellos pero Sencer le dice que se quede, que el sultán le está buscando y su vida correría peligro si lo encuentra. Ellos rescatarán a la madre para que nunca más tengan que separarse.
Melikşah envía a Tacülmülk a la tribu de Sencer para averiguar dónde está. Ordena que todos los que conocen la ubicación de Sencer sean llevados al palacio. Başulu defiende a su hijo y dice que no es un traidor. Se enfrenta a Tacülmülk que la golpea. Korkut Ata la defiende y Tacülmülk ordena que los dos sean detenidos y llevados al palacio.
Togan sale a buscar a Sencer y le cuenta que Tacülmülk abofeteó a su madre. Sencer enfurece y va a buscar al emir. Le encuentra y le da una paliza por haberse atrevido a levantar la mano contra su madre. Tacülmülk le dice que lo hizo por orden del sultán.
En el palacio, el sultán habla con Tacülmülk para saber qué le ocurrió. Le dice que, cuando traía detenidos a Korkut Bey y a la madre, Sencer le interceptó y le atacó. Terken y él siguen envenenado al sultán en contra de Sencer, diciéndole que los soldados privados se han rebelado contra él. Y que, si se ha atrevido a hacer eso contra un emir, en cualquier momento puede atacar también al propio sultán.
Melikşah decide capturar y castigar a Sencer personalmente.
Los espías avisan a Andreas de que el sultán ha abandonado el palacio. Preparan una emboscada para matarlo.
Faysal visita a Ilteber para cobrar sus deudas. Ilteber le dice que no tiene dinero para pagarle, porque debe hacerse cargo de reparar los daños al sultán. Faysal le cuenta que él le vendió sus deudas al califa fatimí, y que, si Melikşah se entera de eso, pensará que está trabajando con los batinis. Le propone una forma de pagar sus deudas: le cederá unas minas y los antiguos terrenos de los batinis (Daru’l Hijre).
Mientras tanto en palacio la criada de Terken paga a una sirvienta para que ponga veneno en la medicina que Turna está preparando para Nizamülmülk. Cuando turna le da la medicina, el visir sufre un ataque y queda paralizado. Turna se da cuenta de que lo ha envenenado y empieza a gritar para que la ayuden. En ese momento entran Elçin y Terken en la habitación.
Sencer y los compañeros consiguen encontrar el escondite de los batinis gracias a las pistas que les dio Arslantaş. La madre, que estaba encadenada, consigue escapar. Sabbah manda a Rüstem para que la encuentre, antes de que hable con Sencer y le cuente toda la verdad. Los batinis se enfrentan a Sencer y sus compañeros y empiezan a pelear. Sabbah, escondido detrás de su máscara, intenta escapar por el bosque, y Sencer sale corriendo detrás de él. Pero antes de que pueda atraparlo, es detenido por el sultán y Tapar.
Sencer pide al sultán que le deje ir, porque está siguiente al jefe Dai. Melikşah manda a sus soldados a que lo busquen y lo detengan. El sultán recrimina a Sencer que haya desobedecido sus órdenes y haya ayudado a escapar al traidor de Arslantaş. Además, se ha atrevido a golpear a uno de sus emires. Sencer intenta explicarle que Arslantaş ya se ha recuperado y les ha ayudado a encontrar a los batinis, pero el sultán no acepta ninguna excusa. Sencer y Arslantaş pagarán por lo que han hecho. Sencer le desobedeció, y ese es su crimen. Sencer le dice que, si el culpable es él, ¿por qué envió los soldados a su tribu? ¿Por qué hizo daño a la gente inocente de su tribu?
Melikşah: Yo soy el Estado, y tú eres un soldado del Estado. Tu deber es obedecerme ¡incluso si eso significa tu muerte!
Sencer: Este Estado me enseñó a hacer lo que está bien, no importa contra quién esté en contra. Sólo he actuado para honrar mi deber. No me arrepiento de nada.
Sencer le dice a Melikşah: Ya que eres el sultán, que eres el Estado, te pregunto. ¿Tu sultanato permite que golpeen a una mujer?
El sultán manda callar a Sencer y le da una bofetada.
FIN DEL CAPITULO
Estoy enfadada y furiosa con el sultán por haber humillado a Sencer
No le perdono la bofetada que le ha dado
Me encantan estas dos fotografías de Sencer