Hola, es mi primer mensaje en la web.
La cosa es, que yo no sé si llamarlo karma, mala suerte, tener pinta yo de "algo" que hace que los de mi alrededor sientan ganas de putearme, pero tengo la sensación de que no puede ser normal que me hayan dado tantos palos en la vida, por relaciones con otras personas. Espero no parecer victimista, pero vosotros juzgareis por lo que voy a contar.
A modo "resumen" (un poco chapa):
En el cole, en cuestión de un año, paso de ser de las más queridas de la clase, a ser la pringada que dejan de lado, y con la que se meten y de la que se burlan hasta por el tema de la sexualidad (tenía 12-13 añitos y se jactaban de haberse liado ya mientras que yo ni había dado un pico a nadie).
Paso a BUP y sufro otro episodio en la misma línea aunque algo más leve y por otro motivo.
Comienza mi vida laboral por la puerta grande: jefe déspota y explotador, que nos gritaba y nos llamaba g*lipo**as a la cara. Cambio varias veces de trabajo, por precariedad en ellos, y llegan dos situaciones especialmente complicadas, una que me voy de vacaciones y cuando vuelvo, la gente ya no me dirige la palabra, mi fallo fue conocer un chico que era extrabajador de allí, y ahí empieza una enemistad con una compañera que debe ser que estaba por él. El ambiente se hace irrespirable y lo tengo que dejar. Me pego casi un año sabático y vuelvo a vivir con mis padres, me dedico a hacer cursos y finalmente, vuelve a salirme un trabajo, en Madrid, pues como hacía habitualmente, salgo de la zona de comfort de esa vida acomodada en otra comunidad. Me voy a un sitio enorme y sin conocer a nadie con casi 30 años.
El nuevo trabajo a nivel personal, fue ya un infierno casi desde el principio, aún así, por temas de cobro de paro, tuve que aguantar unos 5 años. Burlas de mi jefa, y gritos y maltrato de un compañero que llegaba a levantarse del asiento para vociferarme cuando se le cruzaban los cables, todo esto, delante de los jefes que le defendían siempre. Una vez más, el vaso de la paciencia se desborda y tengo que dejar el trabajo. Previamente había ido incluso al médico en alguna ocasión y me había dicho que tenía ansiedad generalizada... Por no mencionar que el sistema digestivo me lo jodieron allí, de los disgustos.
Después pasan unos años y finalmente consigo un trabajo que aún mantengo.
Cuando ya estaréis pensando, a la chica se le empezó a arreglar la vida, pues no! Aún queda la guinda del pastel.
Empiezo a salir con un hombre y la cosa no iba demasiado bien ya casi desde el inicio, hago dos amagos de romper pero él insistía mucho y doy de nuevo la oportunidad. Desgraciadamente, por un concepto equivocado que tenía sobre mi salud, pongo poco cuidado y me quedo embarazada, pues ya, a seguir juntos y a convivir en la misma vivienda (sin casarnos). Antes de eso, esta persona ya había demostrado una manera de entender la sexualidad muy peculiar, hubo una ocasión en que me presionó muchísimo para tener sexo ocasional con otro hombre, porque a él le ponía muchísimo. Varios meses estuvo así. No accedí.
Pero llego a este trabajo donde estoy ahora y paso mucho tiempo con un compañero que a mí me atrajo desde el principio, los dos teníamos pareja y yo, hijo pequeño, por lo tanto, ni se me pasaba por la cabeza liarme con él, pero llega un día en que él comienza a darme abrazos, me trae cremas, bombones, y yo, sabiendo que a mi pareja le pone ese rollo, pienso, pues igual puedo realizar la fantasía que tanto quería hacer hace unos años y que yo ahora sí necesitaba porque la relación para mí al menos, estaba muerta, lo veía como un compañero de crianza: ni dormíamos juntos, ni nos besábamos (ambas cosas por decisión de él). Aún así, yo no me lancé, pero el compañero iba a más, un día, casi me roza la boca y yo le hice un desplante. pero luego en casa comenté la jugada y aunque se asustó un poco mi pareja, dio como el beneplácito para que yo tuviera un rollo con el compañero, siempre que no ocultase nada claro. Ese beso llegó y aunque no queríamos llevarlo más allá, pues os podéis imaginar, había mucha atracción y no se pudo parar. Yo le conté a mi pareja que me había propuesto ir a su piso y hubo un amago de decir que no pero luego dijo que adelante. Y llegó la infidelidad al completo, infidelidad ya no solo por el hecho de tener relaciones completas sino porque dejé de contarle lo que nos ocurría fuera y dentro del trabajo, duró muy poco más de un mes aunque relaciones completas hubo básicamente solamente dos ocasiones. Como yo fui al inicio, totalmente honesta, pues lo tuvo fácil, y me puso un detective y un boli espía en el bolso, cuando pasaron unas semanas me descubrió el pastel. Yo, paralelamente, antes incluso de saberme espiada, le dije al compañero que no quería seguir liandome con él porque para mí ya empezaba a ser una doble vida que no me gustaba nada ni iba con mis principios. Por supuesto que en el momento que se destapa todo, yo corto cualquier contacto s*xual o de cariño con el compañero, pero empieza el verdadero infierno de mi vida, de puertas adentro. Yo pensaba que mi pareja iba a finiquitar la relación como hacen el 80% o más, de personas que descubren unos cuernos pero pasaban las semanas y no hablaba con la abogada que supuestamente le estaba asesorando con todo el tema. Esto podría sonar hasta "bonito": un perdón, una familia que sigue unida... Si no fuera porque en esos primeros meses sobre todo, hubo violencia física, psíquica, s*xual, me quiso echar de casa por las bravas y no llevarme al niño conmigo, etc. Un calvario. (Ahora sigue parecido quitando únicamente la violencia física, bueno, por el momento, porque tampoco hace tanto de lo último que me hizo
) Yo de primeras no quería llamar a abogados, pensando en que era algo que lo lógico es que lo hiciera él y por no perder la oportunidad de estar full time con el peque, dado que lo más probable es que nos dieran custodia compartida. Pero claro, pasado el tiempo y sufriendo todas las perrerías que he sufrido, llega un día que ves claramente que aunque tengas que compartir a tu hijo, estás deseando separarte de ese ser con el que compartes techo. Primeramente me sincero y le digo que no siento nada por él, y después, (sobre todo cuando ocurren episodios chungos tipo, me tengo que ir al médico y al volver a casa me monta un pollo porque piensa que me ha acompañado el otro hombre al hospital o que en realidad no he ido al médico y he quedado con él) ya le hablo abiertamente de la separación. Y ahí está el gran problema: no lo acepta. Viendo los gestos que ha tenido conmigo, me temo que no acepta la separación sobre todo por el niño, por mí no es. Y como yo he tenido amenazas de muerte si denunciaba, he oído tantas veces hablar de matar, etc. Pues no me atrevo a dar el paso si lo veo a él que se opone totalmente. Estoy yendo a una psicóloga pero veo que no avanzo mucho ni me siento mejor. Pienso que desfogarse aunque sea en internet y ante completos desconocidos, también puede tener un efecto positivo...
Agradecer de antemano a aquellos que hayan tenido la paciencia de leerse todo mi ladrillo. Hasta otro día, me temo que podría poner el famoso "continuará".